Algunas compañías, para su operación, requieren emplear más recursos que otras, sin embargo, eso no significa que únicamente los sectores productivos tengan la responsabilidad de implementar la economía circular. Las empresas de servicios pueden y deben aportar.
Comprar, tirar, comprar. Por mucho tiempo esta fue la regla en la que se basó el modelo de consumo, fue esa misma regla la que evidenció la cantidad de residuos que estaba generando la humanidad y, a la vez, la cantidad de recursos que se estaban desperdiciando.
Si bien hablar luego de la regla de las tres “R” fue un avance (reducir, reutilizar y reciclar), también se descubrió que no era suficiente. Como sociedad y como empresas se deben encontrar nuevas formas para evitar los residuos y maximizar su aprovechamiento desde el momento en que se piensan los productos e, incluso, las ideas de negocio. Es en este punto es donde entra la economía circular a redefinir cómo hacer las cosas y pensar en los procesos.
Todas las empresas tienen el reto y la responsabilidad de pensar en términos de su impacto en su ecosistema y en el mundo, sin importar las actividades a las que se dediquen. Tal vez, a las empresas de servicios les resulta más difícil visualizarse bajo este modelo, pero, lo cierto es que todas las organizaciones, sin importar la naturaleza, deben velar por incorporar la economía circular en las actuales y futuras estrategias corporativas.
La Fundación Ellen MacArthur, que se ha dedicado durante años a desarrollar y promover la idea de una economía circular, ha mencionado que este modelo se basa en tres principios: la eliminación de residuos y contaminación, la circulación de productos y materiales, y la regeneración de la naturaleza. Siguiendo estas tres líneas, a continuación, se encuentran algunas recomendaciones para implementar la economía circular en las empresas de servicios:
- Reducción del uso de recursos: todas las empresas, sin importar la actividad económica, necesitan recursos para operar: agua, electricidad, papel, entre otros. Implementar prácticas de eficiencia energética, hacer uso de materiales renovables, minimizar el uso de papel, trabajar por reducir año tras años la huella hídrica, son algunos ejemplos de cómo reducir los recursos que se utilizan en la operación.
- Proveedores sostenibles: Apoyar procesos de transformación, educación y desarrollo conjunto en este tema con los proveedores, permite crecer como aliados y desarrollar modelos que prioricen a los que se preocupen y tomen acciones para minimizar al máximo posible su huella ecológica y que desarrollen sus productos con base en recursos reutilizados y reciclaje, permite que el mercado para este tipo de negocios continúe en desarrollo, lo que se traduce en beneficios para todos.
- Reutilización y reciclaje de elementos: en las empresas de servicios también se pueden implementar este tipo de prácticas. Por ejemplo, si hay un equipo de cómputo que ya no cumple con los requisitos para utilizarse en la organización, es posible generar políticas claras para repararlo y darle una segunda oportunidad en lugares como escuelas, fundaciones, entre otros. Asimismo, si se realiza un evento o reunión, vale la pena preguntarse cómo se realizará la disposición adecuada de todos los elementos que se utilicen y si dicha disposición permitirá la creación de nuevos artículos o serán residuos que terminarán en un relleno sanitario.
- Colaboración entre organizaciones: si algo demostró la pandemia para muchas empresas, es que no necesariamente requieren unas instalaciones fijas y disponibles 24/7, situación que puede ser habitual en empresas de servicios. En este sentido, se puede optar por compartir recursos, como las instalaciones de la oficina, con otra organización para optimizar, no solo el uso de recursos, sino también los costos de la operación.
- Capacitación del equipo humano: sin uso racional de los residuos, sin separación en la fuente, sin cadenas de recolección adecuadas, la economía circular queda en veremos. Este modelo requiere la articulación de las empresas, de la sociedad civil y de los gobiernos para garantizar su adecuado funcionamiento. En la medida en que, desde cada organización sea posible generar conciencia en las personas, se podrá seguir avanzando en el cambio.
Debemos recordar que la sostenibilidad se hace realidad desde la gestión y las acciones tangibles. Este es el único camino que permitirá que, tanto organizaciones como personas, habiten de forma armónica en nuestro planeta.