Para disfrutar este artículo queremos que inicie con este ejercicio: cierre sus ojos, respire y busque en sus recuerdos alguna persona que haya quedado registrada en su cabeza como un gran orador. Vio y escuchó las ideas que esa persona expresó e inmediatamente se conectó; porque el tema lo tocó profundamente, porque estaba en un momento de su vida donde necesitaba oír esas palabras o porque simplemente no tuvo más opción que centrar su atención en él o ella.
Si sigue recabando y trayendo al presente el recuerdo, de seguro lo primero que sentirá nuevamente cerca y vivo será alguna frase, dato o expresión que aquella persona dijo y que los hizo tener esa conexión. Posiblemente también evoca la forma en la que expresó esa idea, algún rasgo de su voz, de su cuerpo, de sus manos, su forma de vestir, su carisma y un montón de elementos más que de seguro fueron cruciales para que hoy, al hacer este ejercicio, haya sido la persona que recordó.
¿Cómo hizo aquel orador para lograr ese impacto en usted? ¿Cómo conjugó acertadamente su historia, su mensaje, con su cuerpo, su voz y su presencia escénica? ¿Qué buscó al dar ese discurso, al hacer esa presentación? ¿Cuál era su objetivo? ¿Cómo puedo yo, después de hacer vivo este recuerdo, generar lo mismo en otras personas?
La experiencia nos ha demostrado que todos los seres humanos tenemos la capacidad de generar ese impacto comunicativo. No importan los rasgos de personalidad, la confianza y experiencia para hablar en público, la profesión o el área de conocimiento. Saber cautivar al otro, con una historia y una puesta en escena impecable, es un arte que con dedicación y disciplina todos podemos dominar al unir adecuadamente la voz, el cuerpo y el mensaje.
Adyel Quintero, profesional en Artes Escénicas con énfasis en Actuación y Dramaturgia del Instituto Superior de Arte (ISA) de La Habana, Cuba y Doctor en Ciencias sobre Arte de la misma universidad, lleva más de 20 años haciendo que los que tenemos la fortuna de conocerlo, encontremos en nuestro cuerpo y en nuestra voz, las mejores armas para hacer que siempre, en cualquier tipo de intervención, seamos cada vez más atrayentes, cautivadores e impactantes. En el libro, “La construcción del personaje público, estrategias teatrales para comunicarse con efectividad”, Quintero presenta recomendaciones, metodologías y ejercicios que permiten conocer y fortalecer las ventajas naturales de la expresión oral.
Conocer y analizar qué tan alto o bajo es el tono de la voz, qué característica tiene el timbre, cómo dominar las manos en medio de una presentación, caminar, fijar la mirada en las personas, entre otros, son elementos de formación teatral que se conjugan para hacer que el mensaje, la historia, la idea, verdaderamente logren captar la atención y el corazón del otro.
En adición a la lectura obligada del libro de Aydel Quintero, que sabemos dará una amplia gama de técnicas y recomendaciones para tener en cuenta al momento de querer comunicar y convencer sobre una idea, compartimos 5 mandamientos de la comunicación no verbal que pueden ser rápidamente insertados en la cotidianidad y que sabemos harán que, de ahora en adelante, sea más exigente con su capacidad de expresión y convencimiento oral:
• Si habla con algún amigo por teléfono, si pelea con su pareja o si regaña a su mascota, sus manos siempre tienen un movimiento natural. Las usa para que el otro entienda el sentimiento que quiere transmitir. Siempre, cuando hable en público o tenga una presentación retadora, use adecuadamente sus manos para darle contexto y fuerza a sus palabras. Atar las manos y no darles movimiento puede hacer que su mensaje no fluya, se presenten muletillas y haya más tensión corporal.
• No tema en fijar la mirada en varios puntos del auditorio o en las personas que lo escuchan. Las mamás muchas veces saben que sus hijos mienten porque no son capaces de mirarlas a los ojos. Tenga en cuenta esta premisa, no sólo para mostrarse seguro y convincente de su argumento, sino porque mantener la mirada fija le ayuda a tener un discurso ágil y mejor estructurado.
• Deles a las palabras relevantes un matiz diferente. Juegue con el volumen de su voz y con la velocidad con las que las pronuncia. Marcar los puntos esenciales de su mensaje hará que cuando los diga el otro entienda que, para usted, esa palabra o esa frase es relevante dentro de su intervención.
• Conozca de qué forma su cuerpo reacciona al estrés comunicativo que es normal tener antes de cualquier intervención. Al tenerlo claro puede trabajar en ejercicios previos de relajación, en movimientos y posturas que le permitan tener mejor postura, o en técnicas actorales para plantar de mejor forma los pies, lo que inmediatamente le dará seguridad y fortaleza escénica.
• Si le fue bien en una presentación, no se confíe. Practicar una y otra vez, siempre será la clave para que su presencia sea lo suficientemente relevante para que alguien lo recuerde por su expresión oral. Tener notas, practicar la transición de temas, saber el sentimiento que quiere transmitir en un momento específico de la presentación y repasarlo una y otra vez, es parte del éxito que puede empezar a tener como orador.
Vuelva a cerrar sus ojos, respire y ahora piense en su próxima presentación en público. Lo que queremos y le proponemos es que proyecte cómo quiere ser recordando por su auditorio y trabaje por lograr ese recuerdo. No olvide que cuenta con los elementos para que su comunicación siempre sea relevante y memorable.